Alguna vez escribí:
Confieso que te amo;
es entonces que te dejo
para que vuelvas y compruebes
que sigo aquí
esperando tu regreso
El tiempo ha pasado. El regreso se produjo y llegó para confirmar la regla "Nunca segundas partes fueron buenas".
Nunca sabré si fue una segunda oportunidad que ofrecí o que me dí.
Hoy, tengo la certeza de que el sentimiento continúa pero la razón promueve un NO rotundo al reencuentro.