domingo, 13 de mayo de 2007

Yo soy de aquellos,
que deambularon
ignorantes
de estas realidades:
ladrones de sueños,
tenazas de barro,
demonios encendidos,
asesinos sueltos
con grado y jinetas
bastardeando cántaros.

Grité en mis país,
los goles mundiales,
fervorosos y enormes...
Sin querer,
por un tiempo,
los gritos de todos
los ciegos
de mi latitud,
taparon el llanto,
y al funesto motor
en el cielo,
desde donde caían,
muertos de espanto,
los soñadores
de un mundo mejor.

...Y aunque así no lo fuera
igual fue terrible
lo que sucedió...

Yo tengo la deuda
de aquella ceguera,
de aquella sordera,
de aquella mudez...

Yo tengo la deuda
que sólo se paga
pidiendo justicia,
pidiendo respuestas,
exigiendo verdad.

La pesadilla descorre
su manto funesto.
Encuentro el momento
de decir a los vientos
NUNCA MÁS...

Pero quién devuelve
el aliento
de aquellos que
¿han muerto?
¿Quién vuelve
a ocupar su lugar?

El pueblo que sabe
enarbole sus rostros
por un NUNCA MÁS.