sábado, 5 de septiembre de 2009

Un rayo de luz dió justo en algo oscuro en el piso de su dormitorio. Lo descubrió justo cuando apoyaba su pie derecho en la baldosa fría al salir de la cama.
Con desconfianza y sin siquiera distinguir qué podía ser, subió instintivamente otra vez su pierna a la cama, se arrodilló en ella y gateando se acercó a los pies. Desde allí, agazapó su cuerpo y aguzó la mirada sobre ese trazo dudoso que la luz destacaba.La mancha, tenía una pequeña dimensión por sobre la superficie del suelo...
Tomó entonces la revista que había estado leyendo, la enrrolló hasta convertirla en un cilindro hueco - como quedan las revistas y los diarios cuando uno quiere utilizarlos para matar insectos - y la dirigió hacia "eso" que no reaccionó al contacto con el papel. Insistió. Empujó suavemente hacia adelante. Empujó suavemente hacia atrás. Y hacia la izquierda y un tanto hacia la derecha...Reiteró varias veces el procedimiento."Eso" se trasladaba milimétricamente hacia donde el impulso de la publicación la llevaba, pero nada más. Nada que respondiera vivazmente.
Entonces, decidió definitivamente bajarse de la cama, calzarse por precaución y aproximarse a "eso" que hasta ahora no reconocía pero que tenía la certeza de que no era una mancha.
La luz había crecido en luminosidad y dejaba más nítida la imagen que observaba.Estaba segura que no era un insecto, ni un resto desagradable de comida...
Doblóse un poco y estiró la mano. Estaba decidida a intentar levantarlo.Tenía ciertas asperezas y rugosidades. Ya suspendida y observada a trasluz, el "trazo" tenía unas tonalidades rojizas, violáceas, moradas... y pesaba tanto que tuvo que depositarla nuevamente en donde la encontró.
Pensó que lo del peso era una impresión momentánea causada por el miedo que pudo haber sentido.
Intentó nuevamente levantarlo y esta vez le resultó imposible.
De pronto, "eso" se llenó de iridiscencias que duraron segundos.Los destellos fueron tan brillantes que le impidieron ver qué sucedía en el preciso momento que se vio obligada a cerrar los párpados.
Cuando los abrió,se sintió leve, como sin carnes...volátil...La habitación se había convertido en un recinto extrañamente iluminado. Todo el espacio era un solo fulgor...
Ignoraba cuánto tiempo estuvo impregnándose de tal experiencia.
Cuando despertó esa mañana, lo hizo con una sonrisa, como si un ángel hubiera borrado todas sus heridas.