jueves, 17 de agosto de 2006

DE NIÑA



Era llegar a casa de la abuela y comenzar las estrategias para escabullirme hasta los cajones traídos desde Europa, Con olor a naftalina ganado a la lavanda. Y jugar que yo misma era una dama viviendo en en palacio con escudo al frente, torre arriba y enormes jardines rodeando. El sombrero pequeño con el velo de tul y motas, los guantes que me quedaban más largos que a su dueña, la estola gris de piel avejentada con la cabeza del zorro presta a morder con su boca el otro extremo y abrigarme...Y los adornos de azabache que colgaba desde el cuello, cruzaba por el pecho, luego era un cinto con su lluvia luctuosa hasta el ruedo. Por cada prenda que probaba, por cada afeite, daba una pequeña escapada delante de la gran luna del espejo, y en puntillas de pie para vigilar si la tertulia de los mayores continuaba... Volver, y ponerme como en el proceso de mayor cuidado y deferencia, los zapatos de gamuza con esos tacos altos y finitos y la pulsera circundando los tobillos. Las pulseras, los anillos, la cartera... Frente al toillete jugar con los polvos de la abuela y ese perfume frescoque... ... Si todavía no me lo puse,! Oh , es la abuela que ha entrado, me mira, me sonríe y una lágrima tiembla en cada uno de sus ojos claros

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermoso recuerdo. Mi abuelita fue una mujer maravillosa, siempre fui su consentida, o al menos así me parecía a mi. Hoy puedo decir que una abuela es uno de los más grandes tesoros que la vida nos da. Que bueno que pudiste tenerla así, tan plena de amor, seguro así serás tu para tus nietitos.

இலை Bohemia இலை dijo...

Que maravilla nuestros juegos de niñas...A veces yo también los evoco...

Loredana Braghetto dijo...

vaya!
fue como un pequeño retrato de un pedazito de mi infancia.
un saludote.

Gregorio Luri dijo...

No soy yo muy patidario de andar coqueteando con la melancolía, que es tan dulzona que nos infecta de diabetes afectiva la memoria en cuanto nos descuidamos, y, con frecuencia, saca a relucir lo más cursi de nosotros mismos. Pero reconozco que aquí has conseguido mantenerte en el límite del precipicio sin sucumbir a la tentación de lo fácil. Y esto es lo difícil.

yole dijo...

Una delicia pasear por los recuerdos que regalas en tus letras...Hasta acá me llega el perfuma...

Besos encantados.

hack de man dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
hack de man dijo...

Uno de mis mejores disfraces fue el que me hicieron mi hermana y una amiga suya para el carnaval del colegio. Era de pirata y lo confeccionaron con trapos que había por casa y me maquillaron con las pinturas de ella y de mi madre que había en el lavabo. Incluso tuve espada y todo: un calzador superlargo que era un artículo de promoción de una zapatería. Mi hermana me hacía de canguro y tuvo que improvisar. Y es una artista.

José Antonio Galloso dijo...

Bello post, cargado de nostalgia, me dejas en un limbo extraño, rodeado de objetos que llevan el olor de la memoria.
saludos

Erika Contreras dijo...

Qué lindo post, me recordó infancia con mi hermana, cuando nos disfrazabaos de damas antiguas, qué fascinación por los trapos y ese olor tan caraterístico a antiguo
erika

Gregorio Luri dijo...

Me lo aaba de gritar a la cara un amigo: la melancolía es la alegría del triste!