miércoles, 11 de abril de 2007

Mañana somnolienta

Al Caribe le había ganado la haraganería.
Continuó acostado, percibiendo su respiración medida, constante, rítmica...
El calor le agregaba sopor a la mañana...
Entraba de a ratos en un sueño profundo, en el que todo lo que lo rodeaba desaparecía. Y en otros, una lucidez algodonosa le traía a la conciencia el trajinar de la casa.
Deseó que todos hubieran seguido durmiendo. Le molestaba el ruido del mal llamado plumero con el que la mucama atacaba las varillas de las celosías a esa hora tan temprana. Parecía que con bronca, las castigaba con las tiras de trapo atadas al palo de un antiguo y verdadero plumero. Antes, había corrido las lonas del toldo, haciendo deslizar las cuerdas por unas roldanas. Lo había hecho con tanto vigor que lo había despertado.
Odiaba a Doña Mary, la mucama. Siempre andaba haciéndose notar con cada una de las tareas, en cualquier lugar de la casa.
Además, se creía la autoridad cuando el patrón no estaba, y lo mandoneaba y lo zamarreaba cuanto quería en ausencia del dueño de casa.
Lo tenía harto.
Hoy, no le llevaría el apunte para nada. Dejaría pasar sus rezongos...
¿Y si volvía a blandir sus chancletas?...mmmmmmmm. Dudó. No estaba muy seguro de poder mantenerse indiferente.
La mujer ya había quitado el polvo de todas las persianas, ya había baldeado los patios de laja, y se disponía a limpiar y ordenar el interior de la casa.
Los ruidos se sentían con mayor potencia, por supuesto; tanto como para no volver a conciliar el sueño. Pero, seguiría ahí, tranquilito, en su amodorramiento. Hasta que la vieja comenzara con su perorata y sermones...
Sintió los pasos que se acercaban. Se arrellanó más en su posición de rebelde adormidera.
De repente, vio la figura enorme de Doña Mary que, agachada, aparecía por debajo de la mesa donde había decidido pasar la noche...
Una vez más lo sacó a escobazos. Pero, ahora, sería distinto:...En cuanto Mary intentó tomarlo del lomo, le tiró un tarascón, y otro, y otro...hasta quedarse con la mano de ella en la boca...
La mujer gritaba desesperada de dolor, pedía socorro, mientras veía cómo el perro comía su mano... Cómo desaparecían los dedos dentro de la boca del animal...
Los vecinos no quisieron darle la razón a la mujer que terminó en un manicomio.
La policía había encontrado como prueba que la mujer había estado moliendo carne: "Era lógico: la mujer había tenido un accidente en la operación y de la bronca que le tenía al animal transfirió la culpa".
El Caribe movía la cola contento cada vez que un policía o un vecino le acariciaba la cabeza.
"Pobrecito", le decían... "Siempre aguantó a esa loca"...
-"Vas a ver, pichicho, ¡ya vas a vivir tranquilo!"...
El Caribe, entró nuevamente a la cocina, eligió el lugar debajo de la mesa, y se dispuso a hacer la digestión más tranquila de su vida.

30 comentarios:

Catalina Zentner Levin dijo...

Buenísima narrativa. Y he de decirte que extraño tu decir en E. y L.
Gracias por visitar mi blog y, ya ves, estoy disfrutando del tuyo.

mensajero dijo...

un placer leer este relato, ya entiendo porque le tengo "miedo" a los perros.
Un saludo

la granota dijo...

¡Genial! Bien hilado y con el sentido del humor que tan bien sabes transmitir. Gracias por el buen rato.

. dijo...

Solo puedo decir: ¡pobre animal!
Un beso querida Diana.

Lety Ricardez dijo...

Dios me libre del Caribe, y mira que tiene cara de bueno. Empecé a sospechar justo a tiempo, de quien era. Me gustan estos cuentos cortos y digeribles, nos permiten una digestión tranquila, aunque no tanto como la de Caribe.

Besos hermosa Diana Laura

Rodolfo N dijo...

Me agrado mucho esta narración, un gusto leerte.

Jok dijo...

Como diría yo,...
"Muerta, Doña Mary, se acabo la rabia" Guau!!!

Excelente relato, disfrute de nuevo con tu prosa.

Besitos

Anónimo dijo...

Como siempre una historia excelente Dianita querida...
Hace mucho tiempo que no te escribia, me merezco un regaño por abandonar mis visitas bloguisticas a tu espacio por tanto tiempo...
Pasaba a saludarte y a saber en que estas :)
Te mando un beso y un abrazo

Saludos

ALMA

Clarice Baricco dijo...

ayyyy....bueno, bueno.....

te aplaudo como siempre.

Abrazos con mucho cariño.

felipe dijo...

la bella ??? y la bestia, ¿Quién es quién? La fuerza bruta la ejerce siempre el hombre, mujer en este caso, y el animal actúa como se supone debe actuar, en defensa propia y eso es algo que nos cuesta entender. Bello relato, como todos los tuyos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Amo a los animales, lo disfruté.
Me hiciste sonreir.
Gracias

Un abrazo, Diana

Anónimo dijo...

Ah, cómo he disfrutado de este relato... no sólo por tu buen hacer habitual, sino porque en esta ocasión he encontrado muchas palabras que o bien desconocía o bien en este país están muy en desuso, y me doy cuenta de que son realmente hermosas. Y muy hermosa es también la manera en que tú las conjugas unas con otras y las conviertes en una deliciosa historia.
Gracias por ello.
Un beso enorme!

tallarin cervecero dijo...

una gran historia para comenzar la tarde.saludos y gracias.
marcelo.

Unknown dijo...

La bronca del oprimido que hizo justicia por propia boca. Si siembras arroz cosecharas arroz, pero si siembras otra cosa...


Muy bueno, Diana.


Un abrazo, pero que no me vea que te lo doy el "bueno" de Caribe.

Lety Ricardez dijo...

¿verdad que sí Diana Laura, esto de las visitas se nos vuelve un vicio, una necesidad ineludible.
Yo también me daba las grandes desveladas, pero ahora me veo más recortada en el tiempo, hay que ponerle ganas a esto, para que la casa se levante,

Pero no dejaremos de vernos, eso si, la amistad es sincera.

Te dejo un nuevo abrazo. Vuelvo a mirar la cara de bueno que tiene el caribe

Diana L. Caffaratti dijo...

Catalina:
gracias por tus continuas visitas. Ya volveré a E. y L.
Te he enviado un mail para explicarte mi salida momentánea.
Un abrazo.

Diana L. Caffaratti dijo...

mensajero:
no9 dejes de volver.
Prometo apaciguar al perro.
Un beso.

Diana L. Caffaratti dijo...

la granota:
en tu blog se ha armado una linda discusión. Nos planteaste un buen problema.
Gracias por venir.
Un beso, linda.

Diana L. Caffaratti dijo...

bohemimar:
Lo mismo digo! Pero demos un poco de piedad a Doña Mary... Un poquito, no más-
:)

Diana L. Caffaratti dijo...

Lety:
Además de buena escritora, buena persona, tienes buen humor.
Un abrazo.
¿Qué tal la digestión?
:)

Diana L. Caffaratti dijo...

Gracias, rodolfo. Siempre voy por tu casa de poemas... Te debo visitas en el campo jurídico...
:)

Diana L. Caffaratti dijo...

Jok:
estamos rearmando la comunidad anterior:¿Has visto?: Felipe, la granota, tú,yo... Y estoy recibiendo nuevas direcciones. Estaremos de vuelta juntos...

Diana L. Caffaratti dijo...

Alma:
qué es de tu vida?
¿Cómo evolucionas? ¡estás contenta?
Un beso, preocupada.

Diana L. Caffaratti dijo...

clarice:
gracias,gracias,gracias.

Diana L. Caffaratti dijo...

Felipe:
muy lindo alegato a favor del animal.
Abrazos.

Diana L. Caffaratti dijo...

palabras errantes:
estoy esperando la rehabilitación de tus blogs.
Gracias.

Diana L. Caffaratti dijo...

cris:
Gracias por la visión que das sobre el relato. Me agrada que te haya gustado.
Abrazos.

Diana L. Caffaratti dijo...

marxxelo:
Agradecida por complacerte.
Un besiko.

Diana L. Caffaratti dijo...

Máximo:
descuida; Caribe está amaestrado para permitir abrazos.
Je, je.

Anónimo dijo...

Todos hablaron y uno recién ha ingresado al diálogo y es como que se ha cerrado la Escuela de Atenas. Se ha ido Sócrates. Bueno e interesante. Sigo interesándome en el despliegue de la incógnita hasta el final. Muy bueno. Dionel